20080611

LA CAMPORA CULTURAL: DESDE LA CULTURA , POR EL PROYECTO NACIONAL.


Nuestra Misión:

Crear un espacio que permita generar la participación política militante de los jóvenes, como protagonistas en la construcción social y cultural de nuestro país.
Nuestros Objetivos Principales
1. Construir una Organización política de Juventud a nivel Nacional, enmarcada en el proyecto popular que encabeza el Presidente de la Nación, compañero Néstor Carlos Kirchner.
2. Generar una representación política real de la Juventud en los distintos niveles gubernamentales: nacional, provinciales, municipales, etc.
3. Reavivar la tradición de lucha histórica de la Juventud, despertando y resignificando la herencia de las luchas pasadas de nuestro pueblo.
Contexto :
El modelo de país que los argentinos estamos buscando afianzar, necesita de una juventud organizada que sea la fuerza de transformación de la sociedad. Somos los jóvenes los que debemos apropiarnos de la realidad y movilizar los cambios de los parámetros impuestos a lo largo de más de 30 años.
El modelo neoliberal y represivo que implementó la Dictadura Militar, solo pudo ser llevado a cabo por medio de la desaparición física de los compañeros y a través de la destrucción de la red social basada en la cultura del “no te metas”. De otra manera, no hubieran podido lograr detener la fuerza motora que impulsó a los jóvenes a organizarse para luchar por un país más justo, solidario y con equidad territorial.
La desintegración socio-cultural; el afianzamiento del individualismo como premisa de vida, consecuencia de la pérdida de valores colectivos; el bastardeo de la política y la participación activa en ella, promovidos por los medios masivos de comunicación, provocaron en los 90’s el alejamiento de los jóvenes de cualquier tipo de participación. Pasamos de una juventud maravillosa que se jugaba por modificar la realidad de su país, a una juventud individualista y diezmada por el hambre, la pobreza y sin expectativas de futuro.
Frente a la crisis generalizada por la que atravesaba la sociedad a fines del año 2001, la única manera de romper con este modelo neoliberal solo podía ser desde la resistencia y organización. Se comenzaban a dar los primeros pasos hacia una nueva forma de organización social, recuperando la palabra y el debate, siendo protagonistas de nuestro presente y construyendo activamente nuestro futuro.
El 25 de mayo de 2003 empezamos a vivir y construir un proyecto nacional que trasciende lo personal e instaura un modo de hacer política para, con y desde la gente. Momento en que se empezaron a gestar cambios que se hicieron tangibles a través de hechos concretos e históricos que hasta entonces no se creían posibles.
Una política en derechos humanos que reivindica los conceptos de memoria, justicia y verdad; que recupera lugares emblemáticos de la tortura para convertirlos en espacios de memoria para la comunidad; que procesa y juzga sin privilegios a los genocidas.
El fortalecimiento de las instituciones a través del saneamiento de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, proceso llevado a cabo sin titubeos e impermeable a condicionamientos y amenazas.
Fijamos una posición de soberanía económica y nacional, frente a los Organismos Internacionales y Multilaterales de Crédito. Iniciando así una etapa de desendeudamiento para priorizar a los argentinos por sobre los acreedores.
Asumimos una nueva forma de pensar las políticas sociales, partiendo del territorio, de la escucha y de la construcción colectiva con equidad territorial.
Reducción a un dígito de la población desocupada.
Aumento del salario mínimo vital y móvil, fijando como política de Estado la igualdad en la distribución del ingreso.
Estos, entre otros hechos, son los que hacen que hoy estemos ante un país distinto, que revaloriza la política como forma de participación, para generar cuadros integrales que recompongan el espíritu y la mística de la militancia. Comprendiendo que militar no es tan sólo ir a una marcha o a un acto, sino que es un compromiso asumido en la defensa de nuestras convicciones sea cual fuere el ámbito en el que nos toque revindicarlas. Por eso, entendemos la misma como el único lugar posible desde donde pararnos ideológicamente para construir la realidad en la que queremos vivir.
Debemos tener como premisa que es indispensable el saber escuchar y compartir las necesidades, las frustraciones, los proyectos y los sueños de los compañeros, para poder reivindicar el trabajo en equipo y aspirar así a generar transformaciones concretas en las realidades, tanto individuales como colectivas.
Sabemos que somos los jóvenes protagonistas ineludibles en todo proceso de transformación social, por eso se hace indispensable darle valor tanto a nuestras acciones como a nuestras palabras. Una vez más la historia nos exhorta a lograr la unidad y es por esto que creemos que la participación de los cuadros jóvenes es indispensable para la realización de una nueva Argentina. Teniendo en claro que nadie sabe mejor que nosotros qué es lo que queremos para nuestro presente, debemos pensarnos como un todo, frente a los que no descansan en sus intentos de fragmentarnos y hacernos sentir que no podemos. Y sólo lograremos hacerlo aceptando nuestras diferencias, potenciando nuestras fortalezas y siendo concientes de nuestras debilidades.
Al poder hegemónico no se le gana en una o en dos elecciones, se le gana espacio en la cultura, en el día a día. Se lo desgasta con laburo, con la tozudez de la militancia constante, creando verdaderas opciones de participación contra el vouyerismo y la liviandad televisiva, o el aislamiento del paco. Sabemos que la construcción del cambio social empieza con la reivindicación real de la lucha, de la solidaridad, la entrega de los compañeros reprimidos, detenidos, torturados y desaparecidos durante la última Dictadura Militar. Esa reivindicación hoy es justicia popular, pero también institucional.
Es política de Estado en Argentina. No hay vuelta atrás.
Es por eso que tenemos el deber histórico de enarbolar nuevamente las banderas de la solidaridad, del compromiso social, de los proyectos colectivos, de sentir el dolor ajeno en carne propia, para volver a ser la fuerza organizada que movilice los cambios.
Desde La Cámpora debemos ser la punta de lanza del proyecto nacional que se lleva adelante. Tenemos la obligación de convertirnos en la herramienta de cohesión de los jóvenes por medio de la participación, el protagonismo, la responsabilidad, el compromiso y la organización popular.
Nosotros entendemos que como decía la compañera y ejemplo de vida Evita “allí donde haya una necesidad, existe un derecho”. Estamos convencidos que somos los jóvenes los responsables de identificar las necesidades de nuestros pares, para trabajar conjuntamente en el ejercicio de nuestros derechos. Es ahí donde se modifican las realidades.
Los tres ejes a los que vamos a apuntar en esta instancia son: el Secundario, la Universidad y el Territorio. Creemos que ellos son el ámbito de interacción de los jóvenes. Es ahí donde debemos crear espacios de discusión, participación y propuesta, para convertirnos en verdaderos protagonistas de la profundización del modelo nacional y popular que esta en marcha. Ya que no hay ninguna posibilidad de prever el futuro si no hay una generación dispuesta a prepararlo, dispuesta a reconocer en el otro las mismas inquietudes, los mismos sentimientos, las mismas necesidades.
El hincapié en la educación no es menor. Es por medio de ella que se vuelve a la discusión orientada hacia objetivos determinados por medio de diversas herramientas. Y es en territorio donde se logrará la síntesis de discusión política, a través de acciones concretas.
Este asunto está ahora y para siempre en nuestras manos.

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